La copa con los amigos

Un jueves cualquiera, ni siquiera de quincena y bueno se arma con dificultades pero se arma una reunión exprés con los amigos. Ese drink después de trabajar que luego cuesta tanto esfuerzo.

Sé que par algunos no lo es, pero como workoholico si me implica un esfuerzo. Y luego cuando veo los resultados, me digo ¡Mierda! si es tan satisfactorio esto ¿por qué diablos no lo hago más seguido?

Razones pocas, pretextos muchos. Desde el dinero, desde agenda, tiempo, ganas, cansancio, trabajo, etc. Pero si logras salvar esos detalles y te encuentras sentado en la mesa con un par de amigos, compartiendo una trago de vida y un rato de alcoho, todo luce muy diferente.

Será qué ¿ya no lo hago como antes? Me refiero en este momento a compartir y hablar estupideces y reirnos de las mismas sin llegar a quedar en estado incróspito porque la verdad es que la realidad en este momento embriaga más que cualquier líquido etílico.

Me gusto y me gusto mucho compartir la charla, reír a carcajadas, mentar madres, filosofar sobre estupideces, compartir otras más estúpidas como trabajo. Pero he ahí un efecto sanador.

Como sea gracias amigos, a los que fueron y pudieron y a los que con su ausencia aún así nos acompañan y no por eso se les quiere menos y a los que serán porque sabremos recibirlos.

¡Salud!