Datos personales

Mi foto
Hace mucho me cosquilleo la fantasía y la melancolía y cuando las saqué de mí se volvieron letras, luego se fueron al olvido y de ahí parto, para compartirlas con mis amigos.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Arbol de Navidad

Oficialmente llegó la temporada navideña en nuestra casa el 21 de noviembre, es una temporada muy significativa en muchos sentidos en nuestra familia y para mi en lo particular.

Es la primera vez que iniciamos tan pronto las festividades, normalmente nos esperábamos hasta que fuera diciembre.

Aunque suene a cliché, cursi o simplemente trillado la navidad representa una de las temporadas más importantes para mí, no viene del hecho de los regalos, de las luces, de los aromas, del consumismo.

Viene de un sentido de esperanza y de ilusión que inunda el ambiente, la cuestión infantil de saber que puedes esperar un regalo bajo el árbol, el zapato, o ver a tu familia o toda la serie de simbolimos que se te puedan ocurrir.

Para mi poner el árbol desde niño, fue aferrarme que no importara como, podías intentar tener una navidad y un mejor año a pesar de todo lo demás.

Así que en lo personal elegí los símbolos de navidad, para encontrar la esperanza y disfrutarlo de esa manera, como esa nueva oportunidad.

Por lo que sigue siendo un placer ir por el árbol, adornarlo, ponerle la "serie" y apagar la luz y acostarte en el sofá mientras vez todas esas luces multicolores.

Es navidad, acaba el año y es tiempo de pensar y esperar.

Caridad

Cada vez que pienso en la palabra Caridad, me viene a la mente esa película mexicana con Sara García: Fe, Esperanza y Caridad. Que en alguna inevitable situación me vi forzado a verla de niño, por no existir otra alternativa en televisión mientras esperaba en casa de unos tíos ya para irnos.

Pero todo esto viene porque me re-entero que Fe, Esperanza y Caridad, vienen siendo las virtudes teologales máximas que seguramente me indicaron en el catecismo y como buen católico a la mexicana...terminé olvidando.

Ya el tema del catolicismo a la mexicana lo abordaré en otro momento, pero bueno soy uno de los muchos desencantados de la prole de la iglesia y comodino de sus ritos. Pero esa es otra historia.

Para escribir esta historia, me refresqué la memoria acerca del significado de caridad. Ya que mucha gente se da por ofendida si se le da algo por caridad, incluso uno se averguenza de actuar por caridad.

No sé en que momento perdimos la brújula y pensamos que la caridad es algo relacionado con que sólo puede darse por gente que tiene de más o con algo que le sobre, o simplemente un concepto presuntuoso.

Ahora me doy cuenta del profundo sentido de la Caridad fuera de religión, simplemente como un aspecto meramente humano y meramente valioso para nuestra coexistencia y desarrollo como seres pensantes, conscientes de nuestra influencia en nuestro mundo.

Caridad significa simplemente amar al prójimo como a ti mismo, es darle a otro lo que te darías tú mismo, es verte reflejado en el otro y amarte a través de tus acciones por alguien que las puede necesitar. Ya sé que esto suena conocido ¿no? Bueno si es uno de los "slogans" con mejor penetración en el mercado en este consumista mundo, ¿Por qué tiene menos efecto que otros?

Todo lo anterior viene por una anécdota que me empuja a compartirla con algún extraviado que haya llegado leer esta reflexión...

"El fin de semana salí a compartir con mi familia, tiempo de calidad. Esto es una típica salida con los niños, la posibilidad de comer fuera, hacer el súper, etc.

En el trayecto mi hijo llevo sus carros de metal y los compartía con mi hija de vez en cuando para matar el aburrimiento que los abrumaba cuando platicábamos algo en particular mi esposa y yo.

Uno de esos autos era la manzana de la discordia para ambos, un auto blanco que mi hijo celaba ferozmente y no iba compartir con su hermana.

Al final del día cuando estábamos guardando en la cajuela las compras del supermercado, mi hijo se percató por su ventanilla de un niño que trataba de vender unos dulces a los que salían de la tienda.

Entonces me hizo la seña de que me quería decir algo al oído, me acerqué y me dijo -Quiero regalarle un coche al niño.

Lo único que dije fue: ¿Realmente quieres hacerlo?

Lo acompañé hasta el niño y le dijo: ¿Te gustaría que te regalara un coche? y el niño asintió, al momento que mi hijo colocaba el auto blanco en la caja de dulces y se dio la vuelta mientras el otro niño apenas musitaba un gracias.

Voltee, pero el niño ya se había ido corriendo de ahí con el auto. Miré conmovido a mi hijo y le pregunté ¿Cómo te sientes? y me dijo que bien y subió al auto."

Y de todo esto me viene la pregunta, si la caridad se enseña o viene innata en el ser humano. No creo ser en realidad un vivo ejemplo de ella, aunque procuro tratar bien a las personas en lo general, pero como muchos no me involucro.

Tenía ese concepto torcido de la caridad y limosna, dar de lo que te sobra, ayudar a otros, etc. Pero ahora me doy cuenta que das eso que te nace, para amar a los otros como te amas a tí mismo.

Y viene otro momento de iluminación: Qué manera de amarse mi hijo, para darle uno de sus autos favoritos a un niño desconocido y entonces miro como los demás nos amamos de una manera tan torcida que nos impide amar plenamente a nuestros prójimos porque no podemos amarnos a nosotros mismos.

Y fue así que para ese momento ya no supe si yo tuve algo que ver, en enseñarle a mi hijo acerca de la caridad o él me enseñó nuevamente la caridad o simplemente sucedieron ambas cosas.

viernes, 20 de noviembre de 2009

¿En dónde nos quedamos?

La típica, cuando algo importante que comienzas a hacer, es interrumpido y deseas retomarlo.

Bueno es parte de mi historia y lo peor de la historia de mi familia de origen y probablemente de mi mismo México.

Hace unos meses hice el compromiso de realizar una entrada en el Blog semanal como un ejercicio personal de hábito y resulta ser que fui muy constante por 2 meses y luego zaz! Interrumpido por cualquier cantidad de razones y pretextos.

No sería problema, sino fuera importante para mí, pero resulta que éste hábito quería que lo fuera y pasó como hacer ejercicio, comer sanamente, arreglar mi escritorio y toda la larga lista de etcéteras que acompañan los buenos propósitos de año nuevo.

Y me encuentro en pleno 20 de Noviembre preguntándome como que a 99 años de inicio de la Revolución Mexicana, estamos igual o peor. Pero seguramente alguien hace 99 años se preguntó lo mismo después de la guerra de Independencia, como a 99 años de iniciada seguimos igual o peor.

La buena noticia, es que no estamos igual, pero la mala es que no estamos mejor o por lo menos dónde deseábamos estar según los nobles ideales que "lideraron" esos movimientos armados y bajo los cuales murieron tantas personas.

Tatarabuelas y tatarabuelos, bisabuelas y bisabuelos, abuelas y abuelos, madres y padres, hijas e hijos. Perdieron algo sino su vida, al menos su identidad para volverse número u olvido.

Que la Revolución no sirvió para nada? Seguramente no para lo que muchos pensaron, al menos cambio las cosas. No las mejoró, solo las cambió. Pero de eso se tratan las revoluciones y las guerras.

Supongo que para que un país mejore, no basta con hacerlo diferente, tienes que hacerlo bien y en eso estamos en un camino de 300 años con poco que decir.

Pero al menos que no nos quiten la esperanza los agoreros de la desilusión, que no permitamos tener líderes mediocres o caudillos. Démonos el lujo de ser mejores ciudadanos, dicen que falta educación, que falta empleo y que falta no se que tanto.

Mientras no falte esperanza y ganas de que las cosas sean diferentes y mejores y nos sepamos dignos de un mejor país.

Tengo la certeza de qué al fin podremos festejar la consumación de un movimiento nacional no armado para la mejora del país y no otro "Inicio de Independencia, o Inicio de Revolución" que nada más inician pero no terminan o al menos no terminan como esperaban todos los que ofrecieron su vida e ilusiones en semejante cruzada.

Tengo la certeza de que generaremos mejores líderes de los que ahora están, pero eso no es tarea del gobierno, es tarea de nosotros de los ciudadanos, de los que pensamos, hablamos y actuamos.

Y por eso escribo y retomo el interés por mejores hábitos, porque quiero ser mejor yo y un mejor país.

Viva México y que ¡vivamos mejor!

P.D. Lo siento pero la Revolución me pone enjundioso.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Nada que decir

Cuando no tengas nada que decir, dilo, dilo porque es importante, es importante saber que se te han agotado los temas, es importante saber que nada es ya tan interesante, como para hacer cualquier acto heroico.

El sueño se apodera de mis ojos y de mi mente y trato de concentrarme antes de darme un duchazo de agua fría o tratar de conseguir la privacidad necesaria para dar un coyotito sin remordimiento.

Hay todo un mar de temas interesantes, pero no tengo nada que decir más que la lucha contra el sueño y los estragos por los que pasamos tratando de decir algo interesante sin encontrarlo.

Esquivando el sueño

Me pasa cada vez más a menudo, pero creo que todo comenzó en la escuela.

En la típica clase después de la hora de la comida, escuchaba al profesor, escuchaba a todos, pero poco a poco me iba poniendo en off.

Los ojos más pesados, las voces más lejanas, el sopor en mi cara como si estuviera frente a una tarro de hierbas recién hervidas, el silencio rondando. Los ojos más pesados.

De pronto un ruido perturba mi meditar, pero descubro que no hay de que alarmarse y vuelvo a inclinar la cabeza con ganas de dormir.

Al final ya no veo que escribo. Ni lo que digo, pero el sopor y el cansancio no podían ser más extraños e inoportunos.

En fin cuando termine el escrito y estar esquivando cada tiro que el sueño se acerca más... podré meditar sobre el tipo de sueño que tengo.