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Hace mucho me cosquilleo la fantasía y la melancolía y cuando las saqué de mí se volvieron letras, luego se fueron al olvido y de ahí parto, para compartirlas con mis amigos.

jueves, 23 de diciembre de 2010

El recuento de los daños I

Termina el 2010 y una década muy interesante, bueno porqué me tocó vivirla, no todo son 80s y 90s y aquí mi lista de lecciones aprendidas.

  1. Predicciones: Pasó el 2000 y toda su década y no se acabó el mundo, ya solo nos queda el 2012 y si no ya ahora sí hasta el 2013 porque es de mala suerte, para acabar al mundo.
  2. Música y Cine: La ardilla de la creatividad en canciones y películas, se murió ahora puro remake
  3. Tolerancia: Ahora los intolerantes solicitamos tolerancia
  4. Movilidad: Los celulares se volvieron más inteligentes, nosotros no. 
  5. Computadoras: Conocimos a iPod, DVD lo democratizamos y todas sus variantes y Vista le abrió camino a las Apple.
  6. TV: Las TV se hicieron más planas y grandes, la programación de la TV empeoró a pesar que se creía que no, todo gracias a los reality show.
  7. Promesas: Seguimos sin coches voladores
  8. Cine: Puede ser todavía más caro con el 3D y adiós a los miércoles de 2x1. Colocamos más "celebridades mexicanas" en Hollywood. (Cómo si necesitaran).
  9. México. Sigue sin ganar un mundial a pesar de dedicarlo enormes cantidades de energía y dinero. Por lo demás seguimos empeorando gracias.
  10. Dinero: Mezclar no es bueno, entre efecto Tequila, Vodka, etc. y una eterna crisis económica... seguimos aprendiendo en el camino.
Continuará.

Navidades pasadas

La Navidad es una de las fechas que a muchas personas puede poner muy bien o muy mal, pero rara vez es una cuestión menor.

En mi caso, si puedo recordar de niño rara vez tuve una Navidad increíblemente maravillosa cómo para que me gustara, a decir verdad tengo el recuerdo vivo de 2 navidades muy bonitas que se grabaron en mi memoria y curiosamente en ninguna Navidad o Reyes me trajeron lo que pedía. Supongo que no se podía.

Tuve cenas de Navidad desastrosas y con poca fortuna, dónde los guisados típicos no teníamos o si llegaban era por el buen corazón de quienes nos compartían. Pero en lugar de Bacalo podía ser una lata de atún o un Pollo Rostizado con mayor suerte en lugar de Pavo por mencionar ejemplos.

Y menciono todo lo anterior, porque cómo sea en Navidad me di cuenta, que más allá de Santa, Regalos, Cenas, Consumismo, Falsa Felicidad, Peleas, Prisas, Tráfico, Ladrones, Villancicos, Pastorelas, Adornos, Arboles, Frío, Sin Taxis, Abusos, Autobuses llenos, Borrachos y un largo etcétera. Hay algo importantísimo y eso se llama ESPERANZA.

Sí puedo ser cursi y lo que quieran, pero por alguna extraña razón en todas las navidades pasadas, hay un ingrediente común que hace que me encanté y recargue toda la pila necesaria en estas fechas y el sentimiento por fin supe que es LA ESPERANZA.

Esa pequeña lucecita que brilla en una fría y oscura noche, ese gesto amable de un desconocido, ese plato de romeritos que te comparte tu abuela, ese Feliz Navidad que te regala tu vecino, ese abrazo sincero de tus amigos, esa sonrisa de tu padre o madre, ese olor a Navidad, esa sorpresa de un niño, ese cambio de vida que le regales a un desconocido, esa asistencia a misa de gallo, ese nacimiento en barro, esas luces en el árbol, ese ponche y esa piñata no son otra cosa que chispas de Esperanza, de que la Humanidad puede hacer algo mejor que comportarse como todos los días del año, aunque sea por un momento.

No sé si Jesús realmente nació en Diciembre, o si Apolo y los Romanos o si la entrada del invierno o si Santa es mejor o el origen real de estas fiestas, lo único que sé es que en esta Navidad, como en las Navidades Pasadas lo que abunda es la Esperanza y creo que me encanta porque es suficiente como para luchar otro año para recibir una buena dosis de ella.

Qué Dios los Bendiga a todos, como diría Dickens en su Scrooge

Un hijo desobediente

¿Qué es un hijo desobediente? Generalmente podemos atribuirlo a áquel hijo que desobedece deliberadamente a sus padres o que realiza actos incongruentes con los principios de su familia y también se cataloga como un mal hijo.

Bueno heme aquí reflexionando sobre tan peliagudo tema, ya que soy hijo y soy padre...

Para empezar no hay malos hijos ni malos padres, eso me ha enseñado el asunto de Constelaciones Familiares, que vino poner mi visión de la vida en su lugar. No descubre el hilo negro, ni el agua tibia, pero indica un principio básico sobre maldad y bondad, sobre merecimientos, sobre injusticias, que son categorías que en ocasiones no nos dejan ver la relatividad de nuestra existencia.

Resulta ser que la desobediencia es el mejor indicador para saber que estás madurando, es la mejor manera de hacer las cosas distintas, la mejor manera de encontrar nuevos caminos, la mejor manera de aprender.

Vale la pena enseñar a nuestros hijos a desobedecer, pero antes de ello a honrar y respetar la manera en cómo les enseñamos a hacer las cosas, porque gracias a eso ellos están aquí. Ahora si quieren hacer las cosas distinto seguramente es para buscar una mejoría.

Ahora llega Navidad y en la mesa se sentarán muchos hijos desobedientes, otros desobedecerán el llamado también, pero todos debemos reflexionar que gracias a que desobedecimos alguna vez a nuestros padres y a lo que nos enseñaron estamos en un lugar distinto, no sé si bueno o malo, pero sí distinto y eso hace al mundo tan interesante.

He sido un buen hijo por mucho tiempo, pero hace años comencé a desobedecer con tal de que mis hijos aspirarán a un lugar distinto al mío, pero procuro que no se olviden de dónde vienen y respeten ese origen, antes de que intenten desobedecerme, qué seguramente lo harán para estar mejor.