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Hace mucho me cosquilleo la fantasía y la melancolía y cuando las saqué de mí se volvieron letras, luego se fueron al olvido y de ahí parto, para compartirlas con mis amigos.

jueves, 9 de abril de 2020

Semana 3 de cuarentena

Ciudad de México, 9 de abril 2020

El 2020 se me hace una fecha tan futurista. Recuerdo que cuando niño siempre me imaginé en el futuro el año 2021, solo porque me gustaba el número y parecía tan pero tan lejano algo sí como 40 años en el futuro.

Siendo honesto en esa ingenuidad, no imaginé que llegáramos al 2020 encerrados al menos 3 semanas o intentando estar encerrados 3 semanas y probablemente otras tantas más al menos. Porque aún veo gente en la calle, aún como sea puedo salir a comprar una vez a la semana y pasear a los perros una vez al día.

Cada regreso de la calle supone un ritual de descontaminación, mientras mi esposa intenta también descontaminarse y descontaminarnos emocionalmente a nuestros hijos y a mi.

Ellos llevan 4 semanas encerrados, pero los veo bien, aburridos en ocasiones, pero bien. Mi esposa y yo todavía no agarramos tanto odio hacia nosotros. Tomamos una pausa al día para salir al pasillo a fumar un cigarro y tal vez platicar.

En la comida, me tienen que depegar de la computadora para pasar a mi lado de la mesa y acompañarles, al parecer a mis clientes y compañeros de trabajo a esa misma hora les surgen dudas o tal vez comen más temprano o más tarde.

Lo interesante durante la comida, es que aún podemos más o menos platicar con nuestros hijos adolescentes y compartir los memes del día y alguna que otra reflexión. Pero todos traemos algo a la mesa: A veces hay quien trae miedo, otro indiferencia, otro enojo o frustración, otro más coloca la preocupación, pero en el postre no falta una mirada cómplice entre los cuatro.

Lo bueno es que los chicos han retomado la guitarra, mi esposa práctica su Ho'oponopono, yo encontré mi libro de Germán Dehesa y a veces al menos puedo leer un par de párrafos.

Esperaba las vacaciones de Semana Santa para un descanso, porque en la oficina todo urge, urge porque urgirá más y para cuando esto acabe - Si es que acaba- habrá que tenerlo todo listo. Pero no me da tiempo ni de pensar ¿Para qué todo listo? Se suponía que esta pausa era para ver que no todo lo que se suponía urgente e importante después de todo si podía esperar.

Supongo que todo puede esperar, excepto la vida misma, la naturaleza. En especial cuando llega el tema de salud y seguridad.

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