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Hace mucho me cosquilleo la fantasía y la melancolía y cuando las saqué de mí se volvieron letras, luego se fueron al olvido y de ahí parto, para compartirlas con mis amigos.

domingo, 11 de julio de 2010

El eclipse del 1991

No quise dejar de recordar que hace 19 años, estaba parado en las calles del centro de la Ciudad de México, muy cerca de los Azulejos en la calle de Madero y Eje Central, mirando un charco en la calle.

Ese día lo comencé con ansiedad, todo mundo hablaba de cómo ver el Eclipse, en la T.V. y el radio insistían en tener precauciones para poder observarlo, de no tener los famosos lentes especiales, corrías el riesgo de quedarte ciego.

Me dirigí de la escuela rumbo al Centro de la Ciudad, no tenía un lugar en particular para observar tal evento, solo fuí en busca de una taza de café que me cambiaría la vida.

Así que durante tal evento no pude evitar el sentirme sobrepasado por la magnificencia de la sombra, sobrecogido por el vuelo de los pájaros en los árboles de la Alameda Central, fue un evento que marcó mi vida y lo pude ver en un charco de agua.

Al inicio, todo era emoción y gritos, pero conforme se creó la noche justo al medio día, se comenzó a generar el silencio, incluso podría decir que el miedo. Cuando regresó la luz, la gente emocionada, pero silenciosa regresó a sus actividades.

Fue una carga enorme de adrenalina, fue todo un acontecimiento, no sé si fue eso, o si fue la coincidencia de que me estaba decidiendo a darle una carta acompañada de una taza para café o té a aquella mujer que me hacía saltar mi ingenuo corazón.

Fue de tal magnitud el evento, que inusualmente en el trabajo nos dieron la tarde libre y yo, aproveche para invitarla a salir en una cita improvisada.

No diré más que terminamos en "La hosteria del Bohemio", correteados por un aguacero atroz que caía sin piedad en la ciudad. Pedimos los cafés, escuchamos música acurrucados en unos minúsculos e incómodos banquitos y nos embarcamos en una travesía que cambió nuestras vidas para siempre.

De ahí que de una simple decisión acompañada de un evento cósmico, estoy aquí casi 20 años después, siendo indiscreto acerca del viaje que me trajo para escribir.

Y como diría el programa de Radio "Eso es motivo para decir... Gracias por el recuerdo"

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