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Hace mucho me cosquilleo la fantasía y la melancolía y cuando las saqué de mí se volvieron letras, luego se fueron al olvido y de ahí parto, para compartirlas con mis amigos.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Sabes que eres cuarentón

Estaba muy tranquilo sentado disfrutando de mi café cuando de pronto una ráfaga de aire perfumado golpeó a mis sentido del olfato.

Ese sentido del olfato que yo le llamo la máquina del tiempo. En un chasquido te puede llevar a tiempos y lugares distantes. Y es que a decir verdad no creo que sea uno de mis sentidos mejor entrenados.

Pero es asombroso que con un sola olfateada pueda regresar a la Navidad de mi niñez, se perfecto como huele para mi, esa mezcla entre escarcha plástica, pino, adorno viejo, etc. Ni mencionar a que huele el primer día de clases en la primaria, entre lápiz recién afilado, plástico de los útiles y cuadernos nuevos.

Es así como fui llevado de la mano por ese aroma que me tomó desprevenido hasta los albores de mis 20s y es así como recordé a que huele tener 20 años. A que huele la ingenuidad, el deseo y la soberbia. Esa mezcla de fragancia cítrica y refrescante que se pasea con desparpajo por la sala del Aeropuerto.

Y es que ella enfundada en un cuerpo menudo que asomaba la firmeza de su juventud con la misma mustiedad de saberse vista y admirada por sus atrevidas piernas que sin ser vulgares se daban a desear para ser recorridas por la vista, daba un paseo soberbio en medio de una desconsolada sala de espera con un vuelo retrasado.

Y en mi admiración de este pequeño ángel me recordó a que huele tener 20 años, me recordó el deseo, el viaje, la sorpresa, la desilusión y volverte a ilusionar, me recordó el perfume de "Para siempre" o "Nadie nos entiende" o "A nosotros no nos va a pasar".

Pero me vino a recordar que hace 20 años tenía 20 y ni ella ni yo estamos en la misma sala de espera.

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